‘Las amargas lágrimas de Petra von Kant’ o el peligro de ser aplastada por Fassbinder
La directora Rakel Camacho se deja arrastrar por la poderosa estética del cineasta alemán y descuida el fondo de los personajes


El universo barroco de las películas de Fassbinder sigue fascinando medio siglo después de su época dorada. Les chifla a los creadores, más que a los espectadores: su estética recargada y el manierismo emocional de sus protagonistas fatigan, pero justo en eso reside también el hechizo. Por eso continúa ejerciendo una gran influencia en el cine (de Pedro Almodóvar a François Ozon) y vuelve recurrentemente a los escenarios europeos. La directora Rakel Camacho parece haberse dejado arrastrar por la parte estética en su escenificación de Las amargas lágrimas de Petra von Kant, que acaba de estrenar en Madrid, descuidando el fondo de los personajes. De manera que la refinada técnica de distanciamiento de Fassbinder deviene en artificio vacío.
Escrita en 1971 como obra de teatro, Las amargas lágrimas de Petra von Kant fue llevada al cine un año después por el propio Fassbinder y multiplicó su onda expansiva. Está protagonizada por una exitosa diseñadora de moda, convaleciente todavía de su divorcio, que se enamora perdidamente de una joven a la que ayuda en su carrera de modelo y con la que reproduce el modelo de posesión patriarcal que sufrió en su matrimonio. Solo que ahora ella es la poseedora. Al final la chica se harta y la abandona. Dicho así, el argumento es puro melodrama. Pero Fassbinder lo trata de tal manera que no invita a la lágrima, sino a observar con distancia (auque también compasión) el patetismo de las emociones. De ahí los decorados recargados, la atmósfera espesa, la frialdad de los personajes, los gestos raros. Por eso también introduce un personaje retorcido: la ayudante-esclava que observa pero no dice una palabra en toda la obra.
Los espectáculos de Rakel Camacho entran por los ojos. Ha demostrado gran talento plástico en sus montajes de El cuarto de atrás, de Carmen Martín Gaite, o Coronada y el toro, de Francisco Nieva. Pero en esta ocasión le estalla en las manos. Fantástico vestuario, escenografía imaginativa, buena música, canciones en directo… todo eso aquí resulta amanerado porque a los personajes les falta densidad. Incluso cae en el cliché de la estética dominatrix. Las cinco actrices del reparto son sólidas (Ana Torrent, Aura Garrido, Celia Freijeiro, Julia Monje y María Luisa San José) y sujetan sus personajes con el cuerpo y la palabra, pero no logran rellenarlos porque están centradas en la forma. Aplastadas por el gesto.
Las amargas lágrimas de Petra von Kant
Texto: Rainer Werner Fassbinder. Dirección: Rakel Camacho. Reparto: Celia Freijeiro, Aura Garrido, Julia Monje, María Luisa San José y Ana Torrent. Nave 10 Matadero. Madrid. Hasta el 20 de abril.
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